Sony lanza el DualSense Edge, un mando Pro para PlayStation 5 repleto de accesorios y funciones, pero con un precio más elevado.

Hemos tenido la oportunidad de pasar unas horas en compañía del DualSense Edge, el nuevo gamepad de Sony que trata de responder, quizá con algo de retraso, al mando Elite de Xbox, que durante dos generaciones ha sido la referencia de los sistemas de entrada de gama alta, allanando el camino a un sinfín de productos de terceros más o menos exitosos. Sólo faltaba la compañía japonesa en la lista, y tras su tímida aproximación en PS4 con el Key Expansion, el extraño accesorio para el DualShock que permitía un par de botones traseros adicionales completados con micropantalla, esta vez se dispone a lanzar un periférico dirigido directamente a lo más alto de la categoría.
El 26 de enero llegó a las tiendas de todo el mundo el DualSense Edge, un mando Pro Controller para PS5 diseñado, fabricado y distribuido por Sony. Se trata de un pad que a simple vista se asemeja al DualSense clásico, pero que cuenta con una enorme cantidad de funciones y accesorios para satisfacer las necesidades de los jugadores más ‘avanzados’. Sin embargo, tanta «potencia» tiene un inconveniente: su precio, 239,99 euros. Un valor que en sentido absoluto arruga inmediatamente la nariz y suscita algunas preguntas sobre los niveles económicos alcanzados por los accesorios, pero que también debe analizarse en relación con la oferta real del mercado que ve, en lo que respecta a PS5, muy pocas alternativas, todas con precios superiores a los 200 € y no siempre bien equilibradas en el frente de la relación calidad/precio.
¿Merece la pena, por tanto, gastarse una cantidad tan importante de dinero para llevarse a casa un mando de estas características? Intentamos responder a esa pregunta en nuestro análisis del DualSense Edge.
Contenidos
Características del mando DualSense Edge para PS5
El DualSense Edge viene en su embalaje completo con un estuche de plástico duro de color blanco que contiene el pad con todos sus accesorios y que resulta especialmente cómodo tanto para el transporte como para guardar cada elemento en un mismo lugar, evitando así que se desparrame entre bolsas y contenedores varios. Por cierto, el estuche ha sido diseñado por Sony con dos interesantes adornos. En primer lugar, en su interior ya hay un compartimento vacío para colocar un posible módulo analógico adicional en caso de que decidas comprar uno por separado, y así estar ya equipado en caso de avería o para un escrúpulo adicional en caso de que acostumbres a viajar para torneos o viajes.
- Condiciones: Las reservas de wireless...
- Experiencia de Juego personalizada: Diseñado...
- Pro Gaming: Tapas de joystick diferentes...
- Perfiles de controles personalizados: Para...
- Incluye Estuche de transporte: Mantén tu...
Una de las principales características del DualSense Edge, de hecho, es la posibilidad de sustituir físicamente ambos sticks mediante un mecanismo de bayoneta que resulta sencillo y cómodo de utilizar. Se trata de un ingenioso truco desplegado por Sony para sortear rápidamente el problema de la deriva y también para ofrecer una longevidad significativamente mayor que la competencia para su pad profesional. Normalmente es difícil que los elementos internos o los botones se rompan en este tipo de mandos, pero casi siempre es el elemento analógico el que sufre un mayor desgaste y, en lugar de apostar por soluciones de diseño diferentes, por ejemplo sensores Hall, la compañía japonesa ha optado por la tradición ofreciendo una opción de sustitución sobre la marcha muy inteligente y eficaz. Y, por cierto, también económica, dado que el módulo adicional cuesta 24,99 euros y está a la venta, también a partir del 26 de enero.
El otro truco relativo interesante de la funda, pero no el original, por supuesto, es la solapa trasera sujeta con velcro que puede abrirse y cerrarse según sea necesario para conectar el Edge al cable USB y permitir así cargar el accesorio sin tener que sacarlo de la funda. Hablando del cable USB en sí, la funda incluye un cable trenzado Tipo A – Tipo C de unos 3 metros que también se puede insertar en el pequeño clip de plástico para el cable, también incluido en la funda, que luego se puede fijar a la almohadilla mediante un mecanismo de bloqueo para evitar que el cable se desenchufe accidentalmente durante el uso en aquellas situaciones en las que se tira del mando con fuerza. No habría estado mal implementar un sistema de liberación rápida en el otro extremo del cable, el de tipo A, para evitar que el usuario arrastre la consola en caso de tirón, pero aun así apreciamos la idea de incluir un accesorio así en el paquete.
En cuanto al resto de elementos que acompañan a la DualSense Edge, encontramos 4 tapas abombadas de repuesto, un par de perfil bajo y otro par de lama ligeramente más alta, que se pueden utilizar en lugar de las 2 estándar que ya vienen montadas en la almohadilla y que son perfectamente idénticas a las que encontramos en la DualSense original. Sustituirlas es muy sencillo: basta con tirar de ellas hacia arriba con fuerza y colocar las nuevas con una presión firme. Las palancas son de plástico con pequeños moleteados que las bloquean en la posición correcta mediante un acoplamiento de enclavamiento.

También hay cuatro botones traseros que se pueden montar en la parte posterior del mando: dos tienen la clásica forma de paleta que hemos visto en docenas de otros mandos profesionales, mientras que el otro par tiene una forma más original, de media luna, inspirada en las piedras del juego del Go. Estos botones tienen un enganche magnético con una pequeña ranura adicional que evita que se suelten accidentalmente, ya que es necesario un pequeño giro para quitar el enganche. También es posible acoplar un par de botones espurios: una paleta y una luna creciente, por ejemplo, si se busca una sensación muy específica. Es importante mencionar que el DualSense Edge sólo permite el uso de dos botones traseros.
Diseño
El primer elemento que salta a la vista nada más coger el mando es su total parecido con el DualSense clásico. De hecho, el Edge tiene exactamente las mismas dimensiones y la misma disposición de botones y puertos, a excepción, claro está, de los nuevos mandos. Esto lo hace compatible con todos los accesorios que ya existen en el mercado, incluida la base de carga oficial de Sony. La única diferencia sustancial entre los 2 pads es el peso: el nuevo pad pesa 330 gramos, unos 50 gramos más que el original que se vendía con PS5. Tenemos que admitir que este aumento de peso se nota al cambiar de un mando a otro sobre la marcha, pero nunca llega a ser excesivo o incómodo para las muñecas incluso después de las muchas y largas sesiones de juego que tuvimos mientras escribíamos este análisis.
Pasando a los diferentes elementos de diseño del Edge en comparación con el mando estándar, encontramos cuatro novedades sustanciales.
Del par de botones traseros y los sticks analógicos reemplazables sobre la marcha ya os hemos hablado un poco más arriba, así que evitaremos repetirnos.

La otra novedad se refiere a los gatillos, cuyo recorrido puede modificarse sobre la marcha según 3 ajustes diferentes actuando sobre una pequeña palanca situada en el lateral de ambos gatillos. El recorrido máximo es el mismo que el del DualSense clásico, luego hay un ajuste medio que reduce el recorrido del gatillo aproximadamente a la mitad y, por último, un tercer ajuste que reduce casi por completo el movimiento del gatillo. Eso sí, el gatillo no llega a ser tan digital como los dorsales, ya que el jugador sigue disponiendo de un mínimo de recorrido, pero el resultado final es especialmente útil para quienes juegan mucho a los shooters y necesitan una respuesta prácticamente instantánea al pulsar el gatillo. Por cuestiones tecnológicas, Sony ha tenido que limitar una de las principales características de DualSense: los gatillos adaptativos se desactivan si se establece un recorrido distinto del máximo, por razones obvias de recorrido de los botones.
Una tercera novedad son los dos pequeños botones digitales Fn (Función) situados inmediatamente debajo de los analógicos. Al mantenerlos pulsados, aparecen en pantalla un menú de acceso rápido a un par de funciones adicionales implementadas en PS5. Actuar sobre los botones frontales en combinación con Fn permite seleccionar uno de los cuatro perfiles de uso, mientras que utilizar la cruz digital al conectar unos auriculares al pad a través del puerto minijack permite cambiar sobre la marcha el volumen de la consola y la mezcla de audio entre el chat de voz y los sonidos del juego.
Por último, está el asunto del módulo analógico reemplazable que mencionábamos antes. En efecto, pulsando un microscópico (e incómodo) botoncito situado en la parte trasera del mando, es posible desenganchar la tapa frontal de plástico y acceder así a las dos palancas metálicas que, al levantarlas, deslizan los dos módulos hacia delante. De este modo, es posible extraer uno o los dos módulos y colocar los nuevos simplemente presionando hasta el fondo y bajando la palanca metálica. El procedimiento es muy rápido y eficaz, pero lo que nos deja especialmente perplejos es la tapa de plástico que hay que retirar para acceder «al interior» del controlador.
En comparación con el DualSense original, de hecho, ésta está hecha de un material brillante que hace juego con dos pequeñas tiras que rodean los cuernos del pad en toda su longitud y luego se unen debajo del touchpad, que ahora tiene el LED de color sólo en las zonas laterales. Este brillo da un molesto efecto óptico que hace que el Edge parezca una especie de mando barato y, de paso, retiene las huellas dactilares exactamente igual que el plástico brillante que también encontramos en las inserciones de PS5. Confiamos en que la idea de Sony sea ofrecer cubiertas de plástico de colores o de otro tipo con el tiempo, pero sinceramente, para el Edge habríamos preferido algo mucho más cercano al diseño limpio del mando original.
Que conste que el DualSense Edge tiene exactamente la misma respuesta háptica que el pad estándar.
Software
El punto fuerte más importante del DualSense Edge, estamos convencidos de que no se nos puede contradecir en este sentido, es su software. Comparado con el resto de mandos PS5 que puedes encontrar en el mercado, este es un pad oficial diseñado y fabricado por Sony. De ahí su total integración con PS5 y especialmente con su dashboard. Una vez conectado el periférico, de hecho, podemos gestionarlo a través de un menú dedicado situado en la opción accesorios de los ajustes generales de la consola y a través de una superposición que aparece manteniendo pulsada la tecla Fn.
En primer lugar, es posible crear hasta 30 perfiles diferentes en la consola y luego cargar 3 de ellos en la memoria del Edge (el cuarto, el predeterminado, no se puede cambiar), para poder acceder a ellos desde cualquier lugar, independientemente de la PlayStation 5 a la que se conecte. Cada perfil permite tres personalizaciones distintas, además de un puñado de opciones de configuración.

En segundo lugar, existe la posibilidad de remapear todos y cada uno de los botones, incluidos, por supuesto, los dos traseros. Hay, sin embargo, un puñado de excepciones: el touchpad, por ejemplo, se puede desactivar tanto en el componente táctil de la superficie como en su presión con dos opciones distintas, pero no se puede asignar a otro botón. La misma limitación se aplica también a los botones Compartir, Menú y PlayStation, que sólo pueden desactivarse o deben conservar su función original. Los botones Fn, por su parte, no se muestran en absoluto. Fuera de estos «bloques», cualquier botón puede realizar la función de cualquier otro.
En tercer lugar, es posible actuar sobre la sensibilidad de los dos analógicos por separado, ya sea inhibiendo hasta un 30% del recorrido de entrada para tener una zona muerta más o menos amplia, o eligiendo entre 6 presets diferentes para ajustar la capacidad de respuesta del stick y hacerlo más adecuado para determinados géneros. Por ejemplo, es posible tener un stick analógico con un recorrido casi digital, especialmente adecuado para los juegos de lucha, o utilizar una curva muy suave para que sea especialmente preciso y adecuado para apuntar en los shooters en primera persona.
Por último encontramos el apartado de los gatillos: se pueden configurar individualmente o con un único ajuste que se aplica a ambos, y los ajustes se refieren al rango de su recorrido. Actuando sobre los ajustes es posible, de hecho, actuar tanto sobre la presión mínima a realizar para que se registre el comando, como sobre la presión máxima para modificar digitalmente cómo los juegos miden la excursión del gatillo. La posibilidad que se ofrece al jugador es total ya que para ambos ajustes se puede actuar de 0 a 100%.

El resto de opciones nos permiten actuar tanto sobre el menú Fn que aparece en el overlay, configurando su invasividad, como alterar la fuerza de la vibración háptica y los gatillos adaptativos, exactamente igual que con el DualSense original, así como gestionar la intensidad de los LEDs y el tipo de notificaciones relacionadas con el perfil seleccionado. Y hablando del pad de serie, es una gran pena que Sony no haya ofrecido la posibilidad de remapear los botones y gestionar la sensibilidad de los analógicos y gatillos también para los poseedores del DualSense original, teniendo en cuenta lo útiles que pueden ser estas funcionalidades para todos y sobre todo independientes de los mecanismos hardware implementados en el Edge.
Experiencia de usuario
Y llegamos al quid de nuestra review del DualSense Edge. ¿Cómo se comporta realmente el pad en las pruebas? Muy bien y perfectamente en línea, para bien o para mal, con el mando clásico introducido por Sony con la PlayStation 5. Por supuesto, con el nuevo mando tenemos acceso a toda una serie de funciones adicionales extremadamente convenientes, pero la experiencia de usuario real, la sensación táctil, el manejo y la ergonomía del pad, y la respuesta de los botones son absolutamente comparables a los del gamepad estándar.
Está claro, pues, que este periférico debería considerarse una especie de DualSense con esteroides: a quienes les guste el mando de PS5, con sus análogos simétricos y su peculiar forma, y quieran algo más potente, adecuado para cierto tipo de juego competitivo, que explota con los shooters multijugador en primera persona, una vez que cojan el Edge, no habrá vuelta atrás. Esto es gracias a la interfaz de la consola, convenientemente implementada, a los dos botones traseros adicionales, a la posibilidad de minimizar mecánicamente el recorrido del gatillo y al cambio sobre la marcha del perfil de configuración, que permite pasar de una experiencia de juego a otra completamente distinta, eligiendo en un instante la configuración de botones y la sensibilidad que más te gusten.
Sin embargo, el pad no es perfecto y tenemos que incluir el tema del precio en la evaluación. En primer lugar, a este precio, no habría estado mal tener cuatro botones traseros en lugar de dos. Aunque pensamos que un solo par de botones adicionales es más que suficiente, es cierto que la mayoría de los demás mandos Pro o Elite tienen más sticks traseros precisamente para adaptarse a las necesidades de los jugadores más competitivos, que a menudo quieren evitar por completo el uso de los botones frontales del pad.
No podemos pasar por alto el tema de la autonomía, que sufre un importante revés debido a la absurda elección de Sony de montar una batería aún más pequeña que la del DualSense estándar. Probablemente también debido a los mecanismos adicionales incorporados en el mando, pudimos descargar el pad por completo en dos ocasiones durante nuestras sesiones de juego para el análisis, notando una menor longevidad en comparación con el mando original. Mientras que el pad clásico alcanzó alrededor de 7-8 horas de duración de la batería en nuestras pruebas mixtas, con el DualSense Edge nos acercamos a un máximo de 6 horas de tiempo total de juego.
DualSense Edge: Precio
Por último, el discurso del precio es mucho más complejo. Si, en términos absolutos, está claro que en un periodo económico como el actual encontrarse con un accesorio que llega al mercado a 239,99€ puede crispar la nariz, también es fundamental comparar el posicionamiento con las ofertas de otros fabricantes. Quedándonos en el ámbito de PS5, hay muy pocas alternativas: está el SCUF Reflex que también analizamos en estas páginas, que empieza en 219 euros pero puede llegar fácilmente a más de 279; está el Victrix Pro BFG, que roza los 200 euros pero no nos convence en cuanto a diseño; está el Razer Wolverine V2 Pro, que llega incluso a los 300 euros y ni siquiera ofrece gatillos adaptativos.
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En definitiva, si bien es cierto que un precio de 199 € habría suscitado una respuesta más positiva por parte de los jugadores y habría sido representativo de la voluntad de Sony de satisfacer las necesidades de quienes tienen que gastarse el dinero, no nos apetece criticar los 239,99 € necesarios para llevarse a casa el Edge a priori, dado que no existen alternativas baratas del mismo nivel y con el pad de Sony además hay una integración total de la funcionalidad dentro de PS5. Y eso es un valor añadido que no se puede pasar por alto.
Completamente diferente es el discurso si quieres comprar el Edge para usarlo quizás en un PC. Aquí está claro que el mercado ofrece docenas de alternativas que a menudo son incluso superiores en términos de funcionalidad y calidad de construcción, y si decides incluso hacer una comparación con la Xbox Elite 2, es obvio que el DualSense Edge sólo puede hacerlo mal debido a una comparación calidad/precio que no le favorece.
DualSense Edge en PC
Concluimos con una nota sobre el uso del nuevo controlador en PC. En el momento de escribir este análisis, tanto Windows 11 como Steam reconocen correctamente el DualSense Edge y por tanto permiten su uso en cualquier videojuego que acepte un pad. Sin embargo, no es posible configurar los botones traseros, ya que estos aún no son correctamente interceptados tanto por el sistema operativo como por el software de Valve. No hay problemas con la retroalimentación háptica y los gatillos adaptativos, ya que los títulos que los soportan son automáticamente compatibles con el nuevo joypad.
¿Comprar el mando inalámbrico DualSense Edge?
Cuando uno se enfrenta a un producto como el DualSense Edge, no puede dejar de lado la palanca del precio, porque no se puede separar el juicio sobre la calidad y las características del mando del desembolso necesario para llevárselo a casa. Pero como ya hemos intentado explicar en el cuerpo de la reseña, aunque 239 euros puedan parecer demasiado en valor absoluto, no hay alternativas reales de igual calidad y funcionalidad en el mercado actual a un precio significativamente inferior. Además, el trabajo realizado por Sony en el diseño y la construcción del DualSense Edge es incuestionable, ya que se trata de un pad que explota a la perfección todos los elementos positivos del DualSense estándar y los lleva a un nivel superior, para adaptarse a las necesidades de aquellos que quieren jugar con una marcha más, especialmente en el frente multijugador competitivo. Y luego está la integración con el dashboard de PS5, que es un valor añadido impresionante. Solo es una pena lo de la autonomía: ya era un elemento crítico del pad original de PlayStation 5, y con el Edge se da un paso atrás más.